El presupuesto es el documento que refleja las elecciones políticas de un gobierno, es la herramienta que utiliza para alcanzar sus objetivos de desarrollo y crecimiento económico a través de una planificación de los ingresos y los gastos. Así, a través de los presupuestos se puede promover el empleo, la estabilidad en los precios, el crecimiento económico, la
sostenibilidad del medio ambiente, etc. Efectivamente, como manifiesta Pregs Govender: “el presupuesto público refleja los valores de un país: a quién aprecia, de quién valora el trabajo y a quién recompensa por ello, y quién, qué y de quién es el trabajo que no se valora ni recompensa”.
Por tanto, si partimos de la base de que es a través del gastos, y del ingreso previo, como el gobierno establece sus prioridades y actúa para satisfacer las necesidades de la ciudadanía, será desde ahí desde donde habrá que trabajar la perspectiva de género y desde donde se tendrá que analizar en que medida se esta favoreciendo o perjudicando la igualdad de mujeres y hombres.
“Decisiones políticas que parecen no sexistas pueden tener un diferente impacto en las mujeres y en los hombres, aún cuando esta consecuencia ni estuviera prevista ni se deseara. Se procede a una evaluación de impacto en función del género para evitar consecuencias negativas no intencionales y para mejorar la calidad y la eficacia de las políticas”